viernes, abril 06, 2007

Cuanta ironía

En estos días el tema Malvinas volvió a todos los diarios con motivo del 25 aniversario del desembarco argentino en las tierras australes.
Los periódicos catalanes, tanto La Vanguardia como El Periódico, le han dado una inusual importancia al acontecimiento y hacen una más que obvia comparación con Gibraltar.
La Vanguardia incluso envió una persona a las islas y realizó algunos reportajes sobre la situación actual de los kelpers y su modo de vida actual.
Los malvinenses poco menos que reniegan de nosotros (con cierta lógica) aunque bien debieran ir pensando en preparar una gran estatua de Galtieri (casi tan grande como la que los españoles deben dedicarle a Felipe González por haberlos hecho ingresar en la UE).
¿Por qué digo esto?. Antes de 1982 la calidad de vida de los malvinenses dependía en gran medida de Argentina. El correo que mejor los conectaba con el mundo era argentino, el combustible era de YPF, los aviones de LADE, los barcos de ELMA y así todo. Ellos vivían de las ovejitas y de poco más. Languidecían como pueblo, con la única expectativa real de poder irse a vivir a Inglaterra. Pero llegó el borracho y su guerra inducida (no me creo eso que se le ocurrió a le sólo). Y después de 74 días ocurrió el milagro.
Ahora tienen un nivel de vida mucho mayor. Tienen hasta escuela secundaria. Buscan petróleo y los españoles (que deberían recordar más a Gibraltar en este punto) les pagan millones de euros por pescar en sus aguas. Ya dejaron de ser una zona expulsora de gente y hasta se dan el lujo de requerir gentes de otras zonas. Obviamente los preferidos son los chilenos, quizás como pago por la traición pinochetista.
¿No va siendo tiempo que empiecen a juntar dinero para la estatua al borracho?. Después de todo, lo único que debería hacer es una gran botella de Johnnie Walker.